[Grupito] : Tertulia el 16 de marzo (martes)
Ecomujeres at aol.com
Ecomujeres at aol.com
Tue Mar 9 15:05:35 PST 2010
- ENGLISH VERSION FOLLOWS SPANISH -
*******
**********************************************************************
ANUNCIOS
***************
Alguien dejó su sueter negro en la casa de Anna Griffin después de la
última tertulia. Favor de contactarla: _snarlyelf2002 en yahoo.com_
(mailto:snarlyelf2002 en yahoo.com)
Todavía no tenemos programada la próxima tertulia. Dado que el 30 de este
mes cae dentro de Passover, ¿quizá hay muchas personas que preferirían
esperar hasta abril? Si alguien quiere ofrecer su casa para una tertulia al
fin de marzo o en la primera semana de abril, favor de avisarme muy pronto
(estaré en Hermosillo entre el 15 y 22 de marzo, probablemente sin email).
****************************************************************************
*
Saludos:
La próxima tertulia literaria y gastronómica tendrá lugar el día 16 de
marzo (el martes) en la casa de Karl Goldstein
El RSVP es obligatorio: _kgoldstein en juno.com_ (mailto:kgoldstein en juno.com)
1376 Virginia, Berkeley (2 minute walk from North Berkeley BART)
510 848-3422
Directions: If you are coming from the south along Sacramento St, go past
University Ave and take the 3rd left onto Delaware. This is the street
that runs on the south side of BART. Go past BART and take the 1st right
onto Franklin. Go 2 blocks and turn right onto Virginia. Karl is on right
near the end of the block. This seems like a round-about route, but Karl’s
street has a traffic diversion that doesn’t permit access straight down
Virginia from BART. (For alternate directions, use Mapquest or Yahoo Maps).
La lectura, Graffiti por Julio Cortázar, está atada como un documento PDF.
Ademas, hay abajo una copia de la lectura si tienes problemas con el PDF.
Te rogamos que vengas preparado, habiendo leído la lectura de
antemano, y que traigas un plato y/o una bebida para compartir.
Debra Valov
www.lasecomujeres.org
- ENGLISH -
**************************************************************
ANNOUNCEMENTS
*************
Somebody left their black sweater at Anna Griffin´s after the last
tertulia. Please contact her: _snarlyelf2002 en yahoo.com_
(mailto:snarlyelf2002 en yahoo.com)
We still don´t have a tertulia planned for the end of March. Given that
the 30th falls during Passover, perhaps there are a lot of people who would
prefer to wait until the first week of April. If anyone is interested in
offering their house for the end of March or the first week of April, please
let me know ASAP (I will be in Hermosillo from March 15 to 22, most likely
without email).
**************************************************************
Hello!
The next tertulia will take place on March 16 (Tuesday) at 7 pm at
Karl Goldstein’s house.
A RSVP is required: _kgoldstein en juno.com_ (mailto:kgoldstein en juno.com)
1376 Virginia, Berkeley (2 minute walk from North Berkeley BART)
510 848-3422
(Directions: If you are coming from the south along Sacramento St, go
past University Ave and take the 3rd left onto Delaware. This is the street
that runs on the south side of BART. Go past BART and take the 1st right
onto Franklin. Go 2 blocks and turn right onto Virginia. Karl is on right
near the end of the block. This seems like a round-about route, but Karl’s
street has a traffic diversion that doesn’t permit access straight down
Virginia from BART. (For alternate directions, use Mapquest or Yahoo Maps)
The reading, Graffiti by Julio Cortázar, is attached as a PDF file.
There is also a copy of the story below in case you have problems with the
PDF.
Please come prepared, having already read the story, and bring a plate
and/or drink to share.
Debra Valov
www.lasecomujeres.org
****************************************************************************
*
Grupito mailing list
Para inscribirse en la lista de correo del Grupito, visita:
To join the mailing list for El Grupito, go to:
http://lists.sonic.net/mailman/listinfo/grupito
****************************************************************************
*
Graffiti
A Antoni Tàpies
Tantas cosas que empiezan y acaso acaban como un juego, supongo que te hizo
gracia encontrar un dibujo al lado del tuyo, lo atribuiste a una
casualidad o a un capricho y sólo la segunda vez te diste cuenta que era
intencionado y entonces lo miraste despacio, incluso volviste más tarde para mirarlo
de nuevo, tomando las precauciones de siempre: la calle en su momento más
solitario, acercarse con indiferencia y nunca mirar los grafitti de frente
sino desde la otra acera o en diagonal, fingiendo interés por la vidriera de
al lado, yéndote en seguida.
Tu propio juego había empezado por aburrimiento, no era en verdad una
protesta contra el estado de cosas en la ciudad, el toque de queda, la
prohibición amenazante de pegar carteles o escribir en los muros. Simplemente te
divertía hacer dibujos con tizas de colores (no te gustaba el término
grafitti, tan de crítico de arte) y de cuando en cuando venir a verlos y hasta con
un poco de suerte asistir a la llegada del camión municipal y a los
insultos inútiles de los empleados mientras borraban los dibujos. Poco les
importaba que no fueran dibujos políticos, la prohibición abarcaba cualquier cosa,
y si algún niño se hubiera atrevido a dibujar una casa o un perro, lo
mismo lo hubieran borrado entre palabrotas y amenazas. En la ciudad ya no se
sabía demasiado de que lado estaba verdaderamente el miedo; quizás por eso te
divertía dominar el tuyo y cada tanto elegir el lugar y la hora propicios
para hacer un dibujo.
Nunca habías corrido peligro porque sabías elegir bien, y en el tiempo que
transcurría hasta que llegaban los camiones de limpieza se abría para vos
algo como un espacio más limpio donde casi cabía la esperanza. Mirando desde
lejos tu dibujo podías ver a la gente que le echaba una ojeada al pasar,
nadie se detenía por supuesto pero nadie dejaba de mirar el dibujo, a veces
una rápida composición abstracta en dos colores, un perfil de pájaro o dos
figuras enlazadas. Una sola vez escribiste una frase, con tiza negra: A mí
también me duele. No duró dos horas, y esta vez la policía en persona la
hizo desaparecer. Después solamente seguiste haciendo dibujos.
Cuando el otro apareció al lado del tuyo casi tuviste miedo, de golpe el
peligro se volvía doble, alguien se animaba como vos a divertirse al borde de
la cárcel o algo peor, y ese alguien como si fuera poco era una mujer. Vos
mismo no podías probártelo, había algo diferente y mejor que las pruebas
más rotundas: un trazo, una predilección por las tizas cálidas, un aura. A
lo mejor como andabas solo te imaginaste por compensación; la admiraste,
tuviste miedo por ella, esperaste que fuera la única vez, casi te delataste
cuando ella volvió a dibujar al lado de otro dibujo tuyo, unas ganas de reír,
de quedarte ahí delante como si los policías fueran ciegos o idiotas.
Empezó un tiempo diferente, más sigiloso, más bello y amenazante a la vez.
Descuidando tu empleo salías en cualquier momento con la esperanza de
sorprenderla, elegiste para tus dibujos esas calles que podías recorrer de un
solo rápido itinerario; volviste al alba, al anochecer, a las tres de la
mañana. Fue un tiempo de contradicción insoportable, la decepción de encontrar
un nuevo dibujo de ella junto a alguno de los tuyos y la calle vacía, y la
de no encontrar nada y sentir la calle aún más vacía. Una noche viste su
primer dibujo solo; lo había hecho con tizas rojas y azules en una puerta de
garage, aprovechando la textura de las maderas carcomidas y las cabezas de
los clavos. Era más que nunca ella, el trazo, los colores, pero además
sentiste que ese dibujo valía como un pedido o una interrogación, una manera de
llamarte. Volviste al alba, después que las patrullas relegaron en su
sordo drenaje, y en el resto de la puerta dibujaste un rápido paisaje con velas
y tajamares; de no mirarlo bien se hubiera dicho un juego de líneas al
azar, pero ella sabría mirarlo. Esa noche escapaste por poco de una pareja de
policías, en tu departamento bebiste ginebra tras ginebra y le hablaste, le
dijiste todo lo que te venía a la boca como otro dibujo sonoro, otro
puerto con velas, la imaginaste morena y silenciosa, le elegiste labios y senos,
la quisiste un poco.
Casi en seguida se te ocurrió que ella buscaría una respuesta, que volvería
a su dibujo como vos volvías ahora a los tuyos, y aunque el peligro era
cada vez mayor después de los atentados en el mercado te atreviste a
acercarte al garage, a rondar la manzana, a tomar interminables cervezas en el café
de la esquina. Era absurdo porque ella no se detendría después de ver tu
dibujo, cualquiera de las muchas mujeres que iban y venían podía ser ella.
Al amanecer del segundo día elegiste un paredón gris y dibujaste un
triángulo blanco rodeado de manchas como hojas de roble; desde el mismo café de la
esquina podías ver el paredón (ya habían limpiado la puerta del garage y
una patrulla volvía y volvía rabiosa), al anochecer te alejaste un poco pero
eligiendo diferentes puntos de mira, desplazándote de un sitio a otro,
comprando mínimas cosas en las tiendas para no llamar demasiado la atención. Ya
era noche cerrada cuando oíste la sirena y los proyectores te barrieron
los ojos. Había un confuso amontonamiento junto al paredón, corriste contra
toda sensatez y sólo te ayudó el azar de un auto dando vuelta a la esquina y
frenando al ver el carro celular, su bulto te protegió y viste la lucha,
un pelo negro tironeado por manos enguantadas, los puntapiés y los alaridos,
la visión entrecortada de unos pantalones azules antes de que la tiraran
en el carro y se la llevaran.
Mucho después (era horrible temblar así, era horrible pensar que eso pasaba
por culpa de tu dibujo en el paredón gris) te mezclaste con otras gentes y
alcanzaste a ver un esbozo en azul, los trazos de ese naranja que era como
su nombre o su boca, ella así en ese dibujo truncado que los policías
habían borroneado antes de llevársela; quedaba lo bastante como para comprender
que había querido responder a tu triángulo con otra figura, un círculo o
acaso un espiral, una forma llena y hermosa, algo como un sí o un siempre o
un ahora.
Lo sabías muy bien, te sobraría tiempo para imaginar los detalles de lo que
estaría sucediendo en el cuartel central; en la ciudad todo eso rezumaba
poco a poco, la gente estaba al tanto del destino de los prisioneros, y si a
veces volvían a ver a uno que otro, hubieran preferido no verlos y que al
igual que la mayoría se perdieran en ese silencio que nadie se atrevía a
quebrar. Lo sabías de sobra, esa noche la ginebra no te ayudaría más a
morderte las manos, a pisotear tizas de colores antes de perderte en la
borrachera y en el llanto.
Sí, pero los días pasaban y ya no sabías vivir de otra manera. Volviste a
abandonar tu trabajo para dar vueltas por las calles, mirar fugitivamente
las paredes y las puertas donde ella y vos habían dibujado. Todo limpio, todo
claro; nada, ni siquiera una flor dibujada por la inocencia de un colegial
que roba una tiza en la clase y no resiste el placer de usarla. Tampoco
vos pudiste resistir, y un mes después te levantaste al amanecer y volviste a
la calle del garage. No había patrullas, las paredes estaban perfectamente
limpias; un gato te miró cauteloso desde un portal cuando sacaste las
tizas y en el mismo lugar, allí donde ella había dejado su dibujo, llenaste las
maderas con un grito verde, una roja llamarada de reconocimiento y de
amor, envolviste tu dibujo con un óvalo que era también tu boca y la suya y la
esperanza. Los pasos en la esquina te lanzaron a una carrera afelpada, al
refugio de una pila de cajones vacíos; un borracho vacilante se acercó
canturreando, quiso patear al gato y cayó boca abajo a los pies del dibujo. Te
fuiste lentamente, ya seguro, y con el primer sol dormiste como no habías
dormido en mucho tiempo.
Esa misma mañana miraste desde lejos: no lo habían borrado todavía.
Volviste al mediodía: casi inconcebiblemente seguía ahí. La agitación en los
suburbios (habías escuchado los noticiosos) alejaban a la patrulla de su rutina;
al anochecer volviste a verlo como tanta gente lo había visto a lo largo
del día. Esperaste hasta las tres de la mañana para regresar, la calle
estaba vacía y negra. Desde lejos descubriste otro dibujo, sólo vos podrías
haberlo distinguido tan pequeño en lo alto y a la izquierda del tuyo. Te
acercaste con algo que era sed y horror al mismo tiempo, viste el óvalo naranja y
las manchas violetas de donde parecía saltar una cara tumefacta, un ojo
colgando, una boca aplastada a puñetazos. Ya sé, ya sé ¿pero qué otra cosa
hubiera podido dibujarte? ¿Qué mensaje hubiera tenido sentido ahora? De
alguna manera tenía que decirte adiós y a la vez pedirte que siguieras. Algo
tenía que dejarte antes de volverme a mi refugio donde ya no había ningún
espejo, solamente un hueco para esconderme hasta el fin en la más completa
oscuridad, recordando tantas cosas y a veces, así como había imaginado tu vida,
imaginando que hacías otros dibujos, que salías por la noche para hacer
otros dibujos.
http://www.literaberinto.com/CORTAZAR/graffiti.htm
------------ pr�xima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: <http://lists.sonic.net/pipermail/grupito/attachments/20100309/b23d12e8/attachment.html>
More information about the Grupito
mailing list