[Grupito] : Tertulia el 16 de febrero

Ecomujeres at aol.com Ecomujeres at aol.com
Tue Feb 9 10:03:33 PST 2010


 
ENGLISH VERSION FOLLOWS SPANISH 
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ANUNCIOS 
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1 o 2 de marzo – tertulia  en la casa de Anna Griffin.  Vea la  encuesta 
enviada a ustedes en otro mensaje. Tenemos que decidir la  fecha. 
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Saludos: 
La próxima  tertulia literaria y gastronómica tendrá lugar el día 16 de
febrero (el  martes), a las 7:00 de la noche en la casa de Tom  McGuire:

5625 Ocean View  Drive
Oakland 94618 
510.653.2049

Está muy cerca de la estación  BART "Rockridge" y de la avenida "College."

El estacionamiento puede ser  difícil en el vecindario, y por eso, Tom les
recomienda que uses el  estacionamiento dentro de BART (es gratuito), 
BART. su bici, o que reces por  un espacio en la calle.

El RSVP a Tom es obligatorio: _tmcguire en covad.net_ 
(mailto:tmcguire en covad.net)  
La lectura, “El futuro  papel del papel” por Roger Bartra
está atado a este mensaje en formato  PDF.        
Ademas, hay abajo una  copia de la lectura por si acaso tengas problemas
con el  documento. 
Te rogamos que vengas  preparado, habiendo leído la lectura de
antemano, y que traigas un plato y/o  una bebida para compartir. 
Debra  Valov 
www.lasecomujeres.org 
ENGLISH******************************************************* 
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ANNOUNCEMENTS 
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March  1 or 2 – tertulia at Anna Griffin’s.  Please see the survey sent in 
a separate message.  We need to decide the date. 
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Hello! 
The  next tertulia will take place on Feb 16 (Tuesday) at 7 pm at 
Tom McGuire’s  house. 
5625 Ocean View  Drive
Oakland  94618 
510.653.2049

Please RSVP Tom at: _tmcguire en covad.net_ (mailto:tmcguire en covad.net) . 
Tom lives close to Rockridge BART and above College Avenue.   
Parking can be difficult in the neighborhood, and so Tom  recommends that 
you use the free parking lot at Rockridge BART, or take  BART, your bicycle 
or that you pray for a parking spot.

The  reading, “El futuro papel del papel” by Roger Bartra
is attached as a  PDF file and a copy is also pasted below this message. 
Please come prepared, having already read the story, and  bring a plate 
and/or drink to share. 
Debra  Valov 
www.lasecomujeres.org 
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Grupito mailing list 
Para inscribirse en la  lista de correo del Grupito,  visita:
http://lists.sonic.net/mailman/listinfo/grupito 
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LECTURA /  READING 
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”El futuro papel del  papel” 
Roger  Bartra 
La República de las  Letras impresas vive hoy momentos de tensión y 
nerviosismo debido a los cambios  que está generando la digitalización de libros y 
artículos. El proyecto de  Google, que ha digitalizado y colgado en Internet 
millones de libros ha  desencadenado una intensa discusión y una lucha 
legal entre editores,  bibliotecas, autores y la empresa digitalizadora. Desde 
el momento en que se  generalizó la captura digital de textos, que sustituyó 
a las máquinas de  escribir y a los linotipos, era previsible que las nuevas 
tecnologías acabarían  provocando importantes cambios. Hoy muchos se 
preguntan si no estamos  presenciando el comienzo de una era de decadencia del 
libro de papel, que  culminaría con su desaparición. ¿Estamos ante la próxima 
extinción del libro,  este maravilloso conjunto de hojas impresas con tinta? 
¿Acaso las pantallas de  computadoras son los artefactos que sustituirán en 
el futuro al libro  impreso? 
El libro, desde mi  perspectiva, es una muy exitosa prótesis que ha 
permitido durante siglos  sustituir funciones que el cerebro es incapaz de realizar 
mediante los recursos  naturales de que dispone. Somos incapaces de 
almacenar dentro del cráneo toda la  información, narrativas y las sensaciones 
poéticas que genera la sociedad. La  acumulación de la información colectiva 
sólo se puede realizar mediante memorias  artificiales, mediante prótesis 
especializadas en la preservación y difusión de  textos e imágenes. El libro es 
una de estas prótesis, junto con toda clase de  archivos documentales, 
registros, museos, mapas, tablas, calendarios,  cronologías, cementerios, 
monumentos y artefactos cibernéticos que acumulan  fotografías, reproducciones de 
obras de arte, películas, datos y textos. Estas  memorias artificiales—
pequeñas como el libro, inmensas como el Internet– son un  ejemplo de lo que he 
denominado redes exocerebrales, verdaderos circuitos  externos que configuran 
un complejo sistema simbólico de sustitución de  funciones que los circuitos 
neuronales no pueden cumplir. (He desarrollado la  idea de las redes 
exocerebrales en mi libro Antropología del cerebro,  Pre-Textos/FCE, 2006). 
Uno de los nudos clave de  la red exocerebral es el libro. Ello muestra la 
gran importancia de esta pequeña  prótesis: todo cambio en el mundo del 
libro tiene repercusiones en toda la  cadena exocerebral lo mismo que en los 
circuitos neuronales del sistema nervioso  central. No estamos, pues, ante un 
problema técnico en los medios de  comunicación, sino ante un asunto de gran 
envergadura que conecta las redes  neuronales más íntimas y profundas con el 
universo social que nos  rodea. 
Robert Darnton nos ha  recordado recientemente que la República de las 
Letras es un espacio cruzado de  líneas de poder, un tablero donde compiten 
fuerzas dominantes que reflejan el  tejido social y cultural en el que está 
inscrito el juego. Las redes de prótesis  exocerebrales no son simplemente un 
conjunto ingenioso de técnicas que extienden  las funciones de nuestro sistema 
nervioso. Son redes que definen lo que solemos  llamar la conciencia y que 
articulan a los individuos y los grupos en el  complejo tejido cultural de 
fuerzas que caracteriza a las sociedades modernas.  Como lo ha señalado muy 
bien Darnton, la batalla por la digitalización de libros  revela un 
complicado enfrentamiento entre los intereses privados de las empresas  y el 
bienestar intelectual público. Siempre ha existido esta confrontación, pero  hoy 
adquiere nuevas dimensiones por el hecho de que una poderosa empresa como  
Google ha alcanzado una enorme fuerza monopólica. Si millones de libros se  
encuentran disponibles en forma gratuita en Internet, podemos comprender que el  
mercado editorial se ve obligado a rearticularse. No quiero entrar aquí a  
desenredar el amasijo de intereses que se ven afectados. Basta con señalar 
que  editores, impresores, distribuidores, librerías, bibliotecas, autores y 
lectores  están rearticulando su inserción en ese espacio de poder que es la 
República de  las Letras. Es difícil prever el resultado de esta intensa 
transformación, pero  podemos estar seguros de que afectará los circuitos 
exocerebrales en que se basa  la conciencia humana. 
Además, sabemos que  nuestra relación de lectores con los textos está 
modificándose. Cada vez leemos  más en las pantallas de las computadoras y cada 
vez escribimos más en teclados  electrónicos. El papel y la tinta en muchos 
casos son sustituidos por artefactos  electrónicos. Hay quienes sostienen que 
este proceso, desencadenado por la  digitalización electrónica, terminará 
por erosionar las poderosas torres de  marfil que son las universidades, las 
escuelas y los centros de investigación. A  fin de cuentas, más que torres 
de marfil son torres de papel sacudidas por la  digitalización y la expansión 
de la lectura en pantalla. En un libro reciente el  profesor inglés Gary 
Hall ha expresado su entusiasmo por las nuevas tendencias  que, espera, 
impulsarán una democratización de los espacios académicos e  intelectuales. La 
muerte del papel como medio de circulación de ideas sería un  adelanto 
formidable. A fin de cuentas, la digitalización ya ha marginado a los  billetes de 
papel, que son sustituidos por tarjetas de crédito. También se están  
marginando las plumas, en beneficio de los teclados. Las cartas enviadas en  sobres 
de correo con timbres cada vez retroceden más ante la ampliación del  
correo electrónico y del envío de mensajes por teléfono celular. ¿Por qué no  
redondear el proceso y marginar también los libros de papel? Hall plantea que  
ello minaría el modelo mercantil y empresarial de las universidades y de las 
 empresas editoras, para dar lugar a nuevas alternativas. El libro de Gary 
Hall  lleva un título agresivo: Digitize this book! Por cierto, su autor no 
ha colgado  aún su libro en Internet para ser leído gratuitamente. El texto 
de Hall, que aún  tiene forma de libro de papel, observa que en las 
universidades la contratación,  la promoción y el reparto de privilegios se orientan 
por la producción de formas  impresas en papel. Lo mismo puede decirse de 
la fama de muchos escritores:  reposa sobre una montaña de papel. Hall 
comprende, sin embargo, que el papel es  algo más que un medio de circulación: 
goza de un aura de originalidad y  autoridad; además impone una estructura 
peculiar. Por ejemplo, el papel controla  la extensión y fija la autoría del 
texto. En las redes electrónicas en principio  no hay límites en la extensión y 
los textos digitales pueden ser modificados sin  que queden huellas de la 
versión original. Además, los textos digitales están  permanentemente 
amenazados por el cambio constante de los programas que permiten  su lectura. 
Todavía no hay nada que garantice que un texto digitalizado hoy  pueda ser leído 
dentro de doscientos años. 
Pero estos y muchos otros  problemas no han sosegado los entusiasmos por la 
digitalización ni aminorado los  impulsos por sepultar la función del 
papel. Los poderes que representa el libro  serían, como dijo Mao-Tsetung del 
imperialismo, un tigre de papel. Bastaría  eliminar el papel para que el tigre 
maléfico del poder académico e intelectual  fuese derrotado por la 
democracia digital. 
Desde luego, no hay que  dejarse llevar por las visiones maniqueas que 
exaltan ciegamente las maravillas  de artilugios digitales que divulgarían a muy 
bajo costo documentos acompañados  de imágenes en video, sonido propio, 
diagramas móviles, simulaciones dinámicas,  enormes bases de datos e 
hipervínculos para sustentar o ampliar la información.  Estos documentos acaso ya no 
podrían ser llamados libros. Los viejos libros de  papel quedarían arrumbados 
como trastos viejos en un rincón nostálgico o como  objetos raros de lujo. 
Por otro lado, tampoco hay que sucumbir a las visiones  que miran con 
sospecha y miedo todas las innovaciones que trae la  digitalización, que 
amenazarían con una vulgar wikidemocracia las excelencias  del intelecto libresco 
antiguo. 
Al parecer la utopía  digital se ha estrellado contra la fuerza del papel. 
Las pantallas, comparadas a  las hojas de papel impreso, son primitivas, 
toscas y poco amables. Además, acaso  estemos al borde una renovada 
metamorfosis del papel. Las nuevas tecnologías han  optado por crear imitaciones 
electrónicas del papel. Así, desde hace pocos años  han surgido láminas delgadas y 
flexibles que usan tinta electrónica y son  capaces de reproducir textos 
modificables. El resultado es una hoja de papel  impresa que no tiene luz 
propia y que se lee como un libro, mediante la  iluminación ambiental. Pero a 
diferencia de la hoja de papel tradicional,  elaborada con pasta de fibras 
vegetales, este nuevo papel (EPD, por sus siglas  en inglés: Electronic Paper 
Display) puede ser modificado por medios  electrónicos, como una pantalla de 
computadora. El papel electrónico es usado  por el Reader de Sony y por el 
Kindle de Amazon. Por lo pronto se trata de un  papel cuya tinta electrónica 
sólo puede reflejar el negro y el blanco. Su  calidad es todavía pobre. Pero 
podemos suponer que el invento será refinado y  que podría acaso significar 
un triunfo del papel en el mismo terreno de las  tecnologías que 
aparentemente lo iban a enterrar. ¿Qué papel tendrá el papel en  el futuro? Podría muy 
bien ser que tuviera un papel protagónico si las nuevas  tecnologías 
impulsan su renacimiento. Creo que las editoriales deberían incluso  contribuir al 
avance de las formas más refinadas del papel electrónico, para que  
sustituya las incómodas pantallas tradicionales de las  computadoras. 
Si el libro es una  prótesis que forma parte de nuestras redes 
exocerebrales, no debe extrañarnos  que pueda evolucionar hasta convertirse en un 
artefacto electrónicamente  sofisticado que mantenga la sencillez original del 
invento pero la combine con  los extraordinarios recursos de la digitalización. 
Debemos comprender que toda  modificación de esta prótesis ha de provocar 
cambios profundos en nuestra  conciencia, pues la conciencia no es una 
sustancia o un proceso oculto en las  redes neuronales dentro del cráneo sino una 
red que se extiende por los sistemas  simbólicos que –como el libro– nos 
sustentan como seres humanos  racionales. 
(Participación  en la mesa sobre “Cómo y dónde leemos hoy” en el Congreso 
Internacional del  Mundo del Libro que celebró el 75 aniversario del FCE, el 
9 de septiembre de  2009.) 
_http://www.letraslibres.com/blog/blogs/index.php?title=el_futuro_papel_del_
papel&more=1&c=1&tb=1&pb=1&blog=11_ 
(http://www.letraslibres.com/blog/blogs/index.php?title=el_futuro_papel_del_papel&more=1&c=1&tb=1&pb=1&blog=11)   
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Barta  refiere a "La República de las Letras, ‘ una idea de Robert Darnton, 
 que  quiere decir: 
The eighteenth century  imagined the Republic of Letters as a realm with no 
police, no  boundaries, and no inequalities other than those determined by 
talent. Anyone  could join it by exercising the two main attributes of 
citizenship, writing and  reading. Writers formulated ideas, and readers judged 
them. Thanks to the power  of the printed word, the judgments spread in 
widening circles, and the strongest  arguments won. 
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* 
Para  leer el ensayo “Google & the Future of Books,”de Denton, visita:   
_http://www.nybooks.com/authors/32_ (http://www.nybooks.com/authors/32)  
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