[Grupito] : Tertulia el 1 de junio (el miércoles)
Ecomujeres at aol.com
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Fri May 20 20:17:31 PDT 2011
ENGLISH VERSION FOLLOWS SPANISH
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ANUNCIOS
Favor de contactarme si quieres ofrecer tu casa; todavía no tenemos
programada la próxima tertulia en junio.
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Saludos:
La próxima tertulia literaria y gastronómica tendrá lugar el día 1 de
junio (el miércoles), a las 7:00 de la noche en la casa de Jane Brown:
6225 Ross Street
Oakland, CA
El RSVP (con dos días de anticipación) es obligatorio: 510-658-9530 o
_janebcal en yahoo.com_ (mailto:janebcal en yahoo.com)
Directions: From Berkeley & North. Come to College and Claremont
intersection. Note a third street called Florio Street between the Claremont
Diner and the First Federal Savings & Loan. Take Florio street 4 blocks. It
dead ends in Ross St. Turn left. I am the 4th house on the left.
From East Oakland, take #13 to the intersection with 24. Stay on left
side of road and follow directions towards Oakland. Get off at Colllege
Ave exit. Turn right on College Ave and go 4 blocks to the interesection of
College & Clarement. Turn right onto Florio Street and follow directions
above.
La lectura, "Es que somos muy pobres" por Juan Rulfo está adjunta en
formato PDF.
Ademas, hay abajo una copia de la lectura por si acaso tengas problemas
con el documento.
Aquí está también un enlace sobre Rulfo, con sus fotos y otra información
interesante:
_http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/juanrulfo/galeria100_03.htm_
(http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/juanrulfo/galeria100_03.htm)
Te rogamos que vengas preparado, habiendo leído la lectura de
antemano, y que traigas un plato y/o una bebida para compartir.
Debra Valov
_ecomujeres en aol.com_ (mailto:ecomujeres en aol.com)
ENGLISH*******************************************************
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ANNOUNCEMENTS
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Please contact me if you’d like to offer your place for the next tertulia.
We don’t have anything scheduled yet for mid June or beyond.
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Hello!
The next tertulia will take place on June 1 (Wednesday) at 7 pm at
Jane Brown´s.
6225 Ross Street
Oakland, CA
An RSVP (with two days notice) is requested: 510-658-9530 or
_janebcal en yahoo.com_ (mailto:janebcal en yahoo.com)
Directions: From Berkeley & North. Come to College and Claremont
intersection. Note a third street called Florio Street between the Claremont
Diner and the First Federal Savings & Loan. Take Florio street 4 blocks. It
dead ends in Ross St. Turn left. I am the 4th house on the left.
From East Oakland, take #13 to the intersection with 24. Stay on left
side of road and follow directions towards Oakland. Get off at Colllege
Ave exit. Turn right on College Ave and go 4 blocks to the interesection of
College & Clarement. Turn right onto Florio Street and follow directions
above.
The reading, "Es que somos muy pobres" by Juan Rulfo is attached as a PDF.
A copy is also pasted below this message in case you have problems with
the PDF.
Here is a link to information about the author, including photos and
trivia:
_http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/juanrulfo/galeria100_03.htm_
(http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/juanrulfo/galeria100_03.htm)
Please come prepared, having already read the story, and bring a plate
and/or drink to share.
Debra Valov
_ecomujeres en aol.com_ (mailto:ecomujeres en aol.com)
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Grupito mailing list
Para inscribirse en la lista de correo del Grupito/to join the Grupito
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LECTURA / READING
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Es que somos muy pobres
[Cuento. Texto completo]
_http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/rulfo/esque.htm_
(http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/rulfo/esque.htm)
Juan Rulfo
Aquí todo va de mal en peor. La semana pasada se murió mi tía Jacinta, y
el sábado, cuando ya la habíamos enterrado y comenzaba a bajársenos la
tristeza, comenzó a llover como nunca. A mi papá eso le dio coraje, porque toda
la cosecha de cebada estaba asoleándose en el solar. Y el aguacero llegó
de repente, en grandes olas de agua, sin darnos tiempo ni siquiera a
esconder aunque fuera un manojo; lo único que pudimos hacer, todos los de mi casa,
fue estarnos arrimados debajo del tejabán, viendo cómo el agua fría que
caía del cielo quemaba aquella cebada amarilla tan recién cortada.
Y apenas ayer, cuando mi hermana Tacha acababa de cumplir doce años,
supimos que la vaca que mi papá le regaló para el día de su santo se la había
llevado el río
El río comenzó a crecer hace tres noches, a eso de la madrugada. Yo estaba
muy dormido y, sin embargo, el estruendo que traía el río al arrastrarse
me hizo despertar en seguida y pegar el brinco de la cama con mi cobija en
la mano, como si hubiera creído que se estaba derrumbando el techo de mi
casa. Pero después me volví a dormir, porque reconocí el sonido del río y
porque ese sonido se fue haciendo igual hasta traerme otra vez el sueño.
Cuando me levanté, la mañana estaba llena de nublazones y parecía que
había seguido lloviendo sin parar. Se notaba en que el ruido del río era más
fuerte y se oía más cerca. Se olía, como se huele una quemazón, el olor a
podrido del agua revuelta.
A la hora en que me fui a asomar, el río ya había perdido sus orillas. Iba
subiendo poco a poco por la calle real, y estaba metiéndose a toda prisa
en la casa de esa mujer que le dicen la Tambora. El chapaleo del agua se
oía al entrar por el corral y al salir en grandes chorros por la puerta. La
Tambora iba y venía caminando por lo que era ya un pedazo de río, echando a
la calle sus gallinas para que se fueran a esconder a algún lugar donde no
les llegara la corriente.
Y por el otro lado, por donde está el recodo, el río se debía de haber
llevado, quién sabe desde cuándo, el tamarindo que estaba en el solar de mi
tía Jacinta, porque ahora ya no se ve ningún tamarindo. Era el único que
había en el pueblo, y por eso nomás la gente se da cuenta de que la creciente
esta que vemos es la más grande de todas las que ha bajado el río en muchos
años.
Mi hermana y yo volvimos a ir por la tarde a mirar aquel amontonadero de
agua que cada vez se hace más espesa y oscura y que pasa ya muy por encima
de donde debe estar el puente. Allí nos estuvimos horas y horas sin
cansarnos viendo la cosa aquella. Después nos subimos por la barranca, porque
queríamos oír bien lo que decía la gente, pues abajo, junto al río, hay un gran
ruidazal y sólo se ven las bocas de muchos que se abren y se cierran y
como que quieren decir algo; pero no se oye nada. Por eso nos subimos por la
barranca, donde también hay gente mirando el río y contando los perjuicios
que ha hecho. Allí fue donde supimos que el río se había llevado a la
Serpentina, la vaca esa que era de mi hermana Tacha porque mi papá se la regaló
para el día de su cumpleaños y que tenía una oreja blanca y otra colorada y
muy bonitos ojos.
No acabo de saber por qué se le ocurriría a la Serpentina pasar el río
este, cuando sabía que no era el mismo río que ella conocía de a diario. La
Serpentina nunca fue tan atarantada. Lo más seguro es que ha de haber venido
dormida para dejarse matar así nomás por nomás. A mí muchas veces me tocó
despertarla cuando le abría la puerta del corral porque si no, de su
cuenta, allí se hubiera estado el día entero con los ojos cerrados, bien quieta y
suspirando, como se oye suspirar a las vacas cuando duermen.
Y aquí ha de haber sucedido eso de que se durmió. Tal vez se le ocurrió
despertar al sentir que el agua pesada le golpeaba las costillas. Tal vez
entonces se asustó y trató de regresar; pero al volverse se encontró
entreverada y acalambrada entre aquella agua negra y dura como tierra corrediza. Tal
vez bramó pidiendo que le ayudaran. Bramó como sólo Dios sabe cómo.
Yo le pregunté a un señor que vio cuando la arrastraba el río si no había
visto también al becerrito que andaba con ella. Pero el hombre dijo que no
sabía si lo había visto. Sólo dijo que la vaca manchada pasó patas arriba
muy cerquita de donde él estaba y que allí dio una voltereta y luego no
volvió a ver ni los cuernos ni las patas ni ninguna señal de vaca. Por el río
rodaban muchos troncos de árboles con todo y raíces y él estaba muy ocupado
en sacar leña, de modo que no podía fijarse si eran animales o troncos los
que arrastraba.
Nomás por eso, no sabemos si el becerro está vivo, o si se fue detrás de
su madre río abajo. Si así fue, que Dios los ampare a los dos.
La apuración que tienen en mi casa es lo que pueda suceder el día de
mañana, ahora que mi hermana Tacha se quedó sin nada. Porque mi papá con muchos
trabajos había conseguido a la Serpentina, desde que era una vaquilla,
para dársela a mi hermana, con el fin de que ella tuviera un capitalito y no
se fuera a ir de piruja como lo hicieron mis otras dos hermanas, las más
grandes.
Según mi papá, ellas se habían echado a perder porque éramos muy pobres en
mi casa y ellas eran muy retobadas. Desde chiquillas ya eran rezongonas. Y
tan luego que crecieron les dio por andar con hombres de lo peor, que les
enseñaron cosas malas. Ellas aprendieron pronto y entendían muy bien los
chiflidos, cuando las llamaban a altas horas de la noche. Después salían
hasta de día. Iban cada rato por agua al río y a veces, cuando uno menos se lo
esperaba, allí estaban en el corral, revolcándose en el suelo, todas
encueradas y cada una con un hombre trepado encima.
Entonces mi papá las corrió a las dos. Primero les aguantó todo lo que
pudo; pero más tarde ya no pudo aguantarlas más y les dio carrera para la
calle. Ellas se fueron para Ayutla o no sé para dónde; pero andan de pirujas.
Por eso le entra la mortificación a mi papá, ahora por la Tacha, que no
quiere vaya a resultar como sus otras dos hermanas, al sentir que se quedó
muy pobre viendo la falta de su vaca, viendo que ya no va a tener con qué
entretenerse mientras le da por crecer y pueda casarse con un hombre bueno,
que la pueda querer para siempre. Y eso ahora va a estar difícil. Con la
vaca era distinto, pues no hubiera faltado quién se hiciera el ánimo de
casarse con ella, sólo por llevarse también aquella vaca tan bonita.
La única esperanza que nos queda es que el becerro esté todavía vivo.
Ojalá no se le haya ocurrido pasar el río detrás de su madre. Porque si así
fue, mi hermana Tacha está tantito así de retirado de hacerse piruja. Y mamá
no quiere.
Mi mamá no sabe por qué Dios la ha castigado tanto al darle unas hijas de
ese modo, cuando en su familia, desde su abuela para acá, nunca ha habido
gente mala. Todos fueron criados en el temor de Dios y eran muy obedientes
y no le cometían irreverencias a nadie. Todos fueron por el estilo. Quién
sabe de dónde les vendría a ese par de hijas suyas aquel mal ejemplo. Ella
no se acuerda. Le da vueltas a todos sus recuerdos y no ve claro dónde
estuvo su mal o el pecado de nacerle una hija tras otra con la misma mala
costumbre. No se acuerda. Y cada vez que piensa en ellas, llora y dice: "Que Dios
las ampare a las dos."
Pero mi papá alega que aquello ya no tiene remedio. La peligrosa es la que
queda aquí, la Tacha, que va como palo de ocote crece y crece y que ya
tiene unos comienzos de senos que prometen ser como los de sus hermanas:
puntiagudos y altos y medio alborotados para llamar la atención.
-Sí -dice-, le llenará los ojos a cualquiera dondequiera que la vean. Y
acabará mal; como que estoy viendo que acabará mal.
Ésa es la mortificación de mi papá.
Y Tacha llora al sentir que su vaca no volverá porque se la ha matado el
río. Está aquí a mi lado, con su vestido color de rosa, mirando el río desde
la barranca y sin dejar de llorar. Por su cara corren chorretes de agua
sucia como si el río se hubiera metido dentro de ella.
Yo la abrazo tratando de consolarla, pero ella no entiende. Llora con más
ganas. De su boca sale un ruido semejante al que se arrastra por las
orillas del río, que la hace temblar y sacudirse todita, y, mientras, la
creciente sigue subiendo. El sabor a podrido que viene de allá salpica la cara
mojada de Tacha y los dos pechitos de ella se mueven de arriba abajo, sin
parar, como si de repente comenzaran a hincharse para empezar a trabajar por su
perdición.
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