[Grupito] : tertulia el 26 de junio a las 7:00

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Sun Jun 17 09:54:55 PDT 2012


 
ENGLISH VERSION FOLLOWS  SPANISH 
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ANUNCIOS – EVENTOS  VENIDEROS 
Todavía no tenemos una  tertulia programada para julio.  Favor de 
avisarme si quieres  ofrecer tu casa. 
¿Conoces alguien  interesado en el Grupito? Puede inscribirse diréctamente 
en la página:  _http://lists.sonic.net/mailman/listinfo/grupito_ 
(http://lists.sonic.net/mailman/listinfo/grupito)  
Si ya no quieres recibir  los mensajes del Grupito, visite la página del 
Grupito _http://lists.sonic.net/mailman/listinfo/grupito_ 
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Saludos: 
La próxima tertulia  literaria y gastronómica tendrá lugar el día 26 de  
junio (el martes) en la  casa de Barbara Waterman. 
El RSVP, con AL MENOS 2  días de anticipación, a Barbara es obligatorio: 
_pachabarbara en earthlink.net_ (mailto:pachabarbara en earthlink.net)   o por 
telefono:  510-832-8169 
874 Portal Ave., Oakland 
(Directions: 580 towards Hayward, exit Grand Ave., stay on  frontage road 
until Lakeshore, make a left, thru shopping area, right on  Mandana, up hill 
thru 2 stop signs and one light. She is first left after  light.  For 
alternate directions,  use Mapquest or Yahoo Maps) 
La lectura, dos cuentitos  por Ángeles Mastretta, está adjunta en formato 
PDF. 
Ademas, hay abajo una  copia de la lectura por si acaso tengas problemas 
con   
el  documento. 
Te rogamos que vengas  preparado, habiendo leído la lectura de 
antemano, y que traigas  un plato y/o una bebida para compartir. 
Debra  Valov 
ecomujeres en aol.com 
ENGLISH******************************************************* 
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ANNOUNCEMENTS – UPCOMING EVENTS 
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We  still don’t have a tertulia planned for July.  If you’d like 
to  offer your house, please contact me. 
Know  someone who wants to join El Grupito?  They can join directly by 
visiting this page:  _http://lists.sonic.net/mailman/listinfo/grupito_ 
(http://lists.sonic.net/mailman/listinfo/grupito) . 
No  longer want to receive messages from El Grupito? Go to the Grupito page 
and  remove yourself from the list:  
_http://lists.sonic.net/mailman/listinfo/grupito_ (http://lists.sonic.net/mailman/listinfo/grupito)  
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Hello! 
The  next tertulia will take place on June 26 (Tuesday) at 7 pm at  
Barbara Waterman´s. 
An  RSVP is required, with AT LEAST two days notice.   
Email: _pachabarbara en earthlink.net_ (mailto:pachabarbara en earthlink.net)  or 
telephone: 510-832-8169 
874 Portal Ave., Oakland 
(Directions: 580 towards Hayward, exit Grand Ave., stay on  frontage road 
until Lakeshore, make a left, thru shopping area, right on  Mandana, up hill 
thru 2 stop signs and one light. She is first left after  light.  For 
alternate directions,  use Mapquest or Yahoo Maps) 
The  reading, two brief stories by Ángeles Mastretta, is attached as  
a PDF  file and a copy is also pasted below this message. 
Please come prepared, having already read the story, and  bring a plate 
and/or 
drink  to share. 
Debra  Valov 
ecomujeres en aol.com 
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Grupito mailing list 
Para inscribirse en la  lista de correo del Grupito, visita: 
To  subscribe to the Grupito’s mailing list, visit:  
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LECTURA /  READING 
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La Tía Chila 
Ángeles  Mastretta. Mujeres de ojos  grandes 
_http://en.wikipedia.org/wiki/%C3%81ngeles_Mastretta_ 
(http://en.wikipedia.org/wiki/Ángeles_Mastretta)   
La tía Chila estuvo casada con un señor al que abandonó, para escándalo  de 
toda la ciudad, tras siete años de vida en común. Sin darle explicaciones a 
 nadie. Un día como cualquier otro, la tía Chila levantó a sus cuatro hijos 
y se  los llevó a vivir en la casa que con tan buen tino le había heredado 
su  abuela. 
Era una mujer trabajadora que llevaba suficientes años zurciendo  
calcetines y guisando fabada, de modo que poner una fábrica de ropa y venderla  en 
grandes cantidades, no le costó más esfuerzo que el que había hecho siempre.  
Llegó a ser proveedora de las dos tiendas más importantes del país. No se 
dejaba  regatear, y viajaba una vez al a Roma y París para buscar ideas y 
librarse de la  rutina. 
La gente no estaba muy de acuerdo con su comportamiento. Nadie entendía  
cómo había sido capaz  de abandonar a un hombre que los puros ojos tenía la  
bondad reflejada. ¿En qué pudo haberla molestado aquel señor tan amable que  
besaba las manos de las mujeres y se inclinaba afectuoso frente a cualquier  
hombre de bien? 
-Lo que pasa es que es una cuzca- decía algunos. 
-Irresponsable- decían otros. 
-Lagartija- cerraban un ojo. 
-Mira que dejar a un hombre que no te ha dado un sólo motivo de  queja. 
Pero la tía Chila vivía de prisa y sin alegar, como si no supiera, como  si 
no se diera cuenta de que hasta en la intimidad del salón de belleza había  
quienes no se ponían de acuerdo con su extraño comportamiento. 
Justo estaba en el salón de belleza, rodeada de mujeres que extendían las  
manos para que les pintaran las uñas, las cabezas para que les enredaran los 
 chinos, los ojos para que les cepillaran las pestañas, cuando entró con 
una  pistola en la mano el marido de Consuelito Salazar. Dando de gritos se 
fue sobre  su mujer y la pescó de la melena para zangolotearla como el badajo 
de una  campana, echando insultos y contando sus celos, reprochando la 
fodonguez y  maldiciendo a su familia política, todo con tal ferocidad, que las 
tranquilas  mujeres corrieron a esconderse tras los secadores y dejaron sola 
a Consuelito,  que lloraba suave y aterradoramente, presa e la tormenta de 
su  marido. 
Fue entonces cuando, agitando sus uñas recién pintadas, salió de un  rincón 
la tía Chila. 
-Usted se larga de aquí- le dijo al hombre, acercándose a él como si toda  
su vida se la hubiera pasado desarmando vaqueros en las cantinas-. Usted no  
asusta a nadie con sus gritos. Cobarde, hijo de la chingada. Ya estamos 
hartas.  Ya no tenemos miedo. Deme la pistola si es tan hombre. Valiente hombre 
valiente.  Si tiene algo que arreglar con su señora diríjase a mi, que soy 
su  representante. ¿Está ustedes celoso? ¿De quién está celoso? ¿De los tres 
niños  que Consuelo se pasa contemplando? ¿De las veinte cazuelas entre las 
que vive?  ¿De sus agujas de tejer, de su bata de casa? Esta pobre 
Consuelito que no ve más  allá de sus narices, que se dedica a consecuentar sus 
necesidades, a ésta le  viene usted a hacer un escándalo aquí, donde todas vamos 
a chillar como ratones  asustados. Ni lo sueñe, berrinches a otra parte. 
Hilo de aquí: hilo, hilo, hilo  – dijo la tía Chila tronando los dedos y 
arrimándose al hombre aquel, que se  había puesto morado de la rabia y que ya sin 
pistola estuvo a punto de provocar  en el salón un ataque de risa-. Hasta 
nunca, señor – remató la tía Chila-. Y si  necesita comprensión vaya a buscar 
a mi marido. Con suerte. Con suerte y hasta  logra que también de usted se 
compadezca toda la ciudad. 
Lo llevó hacia la puerta dándole empujones y cuando lo puso en la  banqueta 
cerró con triple llave. 
-Cabrones estos- oyeron decir, casi para sí, a la tía  Chila. 
Un aplauso la recibió de regreso y ella hizo una larga  caravana. 
-Por fin lo dije- murmuró después. 
-Así que a tí también- dijo Consuelito. 
-Una vez- contestó  Chila, con un gesto de  vergüenza. 
Del salón de Inesita salió la noticia rápida y generosa como el olor del  
pan. Y nadie volvió a hablar mal de la tía Chila Huerta porque hubo siempre  
alguien, o una amiga de la amiga de alguien que estuvo en el salón de 
belleza  aquella mañana, dispuesta a impedirlo. 
La Tía  Mónica de Ángeles Mastreta 
A veces  la tía Mónica quería con todas sus ganas no ser ella. Detestaba su 
pelo y su  barriga, su manera de caminar, sus pestañas lacias y su 
necesidad de otras cosas  aparte de la paz escondida en las macetas, del tiempo 
yéndose con trabajos y tan  aprisa que apenas dejaba pasar algo más importante 
que el bautizo de algún  sobrino o el extraño descubrimiento de un sabor 
nuevo en la cocina. La tía  Mónica hubiera querido ser un globo de esos que los 
niños dejan ir al cielo,  para después llorarlos como si hubieran puesto 
algún cuidado en no perderlos. La  tía Mónica hubiera querido montar a caballo 
hasta caerse alguna tarde y perder  la mitad de la cabeza, hubiera querido 
viajar por países exóticos o recorrer los  pueblos de México con la misma 
curiosidad de una antropóloga francesa, hubiera  querido enamorarse de un 
lanchero en Acapulco, ser la esposa del primer aviador,  la novia de un poeta 
suicida, la mamá de un cantante de ópera. Hubiera querido  tocar el piano como 
Chopin y que alguien como Chopin la tocara como si fuese un  piano. La tía 
Mónica quería que en Puebla lloviera como en Tabasco, quería que  las noches 
fueran más largas y más accidentadas, quería meterse al mar de  madrugada y 
beberse los rayos de la luna como si fueran té de manzanilla. Quería  dormir 
una noche en el Palacio de Madrid y bañarse sin brasier en la fuente de  
Trevi o de perdida en la de San Miguel. Nadie entendió nunca por qué ella  no 
se estaba quieta más de cinco minutos. Tenía que moverse porque se otro modo 
 se le encimaban las fantasías. Y ella sabía muy bien que se castigan, que 
desde  que las empieza uno a cometer llega el castigo, porque no hay peor 
castigo que  la clara sensación de que uno está soñando con placeres 
prohibidos. Por eso ella  puso tanto empeño en hacerse de una casa con tres patios, 
por eso inventó  ponerle dos fuentes y convertir la parte de atrás en casa de 
huéspedes, por eso  tenía una máquina de coser en la que pedaleaba hasta 
que todas sus sobrinas  podían estrenar vestidos iguales los domingos, por eso 
en invierno tejía gorros  y bufandas para cada miembro respetable o no de 
su familia, por eso una tarde  ella misma se cortó el pelo que le llegaba a 
la cintura y que le gustaba tanto a  su amoroso marido. Tan amoroso que para 
mantenerla trabajaba hasta volver en las  noches con los ojos hartos y una 
beatífica pero inservible sonrisa de hombre que  cumple con su deber. Nadie 
ha hecho jamás tantas y tan deliciosas galletas de  queso como la tía Mónica. 
Eran chiquititas y largas, pasaba horas amasándolas,  luego las horneaba a 
fuego lento. Cuando por fin estaban listas las cubría de  azúcar y tras 
contemplarlas medio segundo se las comía todas de una sentada. –  Lo malo- 
confesó una vez – es que cuando me las acabo todavía tengo lugar para  alguna 
barbaridad y me voy a la cama con ella. Cierro los ojos para ver si se  escapa, 
pero no. Entonces hablo con Dios: “Tú me la dejaste, te consta que he  
soportado todo el día de lucha. Ésta va a ganarme y a ver si mañana me quieres  
perdonar” Luego se dormía con la tentación entre los ojos, como una  santa.
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