[Grupito] : tertulia el 17 de enero de 2012 a las 7
Ecomujeres at aol.com
Ecomujeres at aol.com
Fri Jan 6 19:02:03 PST 2012
ENGLISH VERSION FOLLOWS SPANISH
**************************************************************
ANUNCIOS –
Ya tenemos programada una tertulia para el 31 de enero. A continuación,
les enviaré más información y el cuento . Si quieres ofrecer tu casa en
febrero, favor de avisarme.
¿Conoces alguien interesado en el Grupito? Puede inscribirse diréctamente
en la página: _http://lists.sonic.net/mailman/listinfo/grupito_
(http://lists.sonic.net/mailman/listinfo/grupito) .
Si ya no quieres recibir los mensajes del Grupito, visite la página del
Grupito _http://lists.sonic.net/mailman/listinfo/grupito_
(http://lists.sonic.net/mailman/listinfo/grupito) para terminar tu suscripción
**************************************************************
Saludos:
La próxima tertulia literaria y gastronómica tendrá lugar el día 17
de enero (el martes) a las 7:00 en la casa de Annette Oliveira.
Ella quiere que le avises si vas a asistir aunque está bien si decides a
la última hora. Favor de enviarle un RSVP por correo:
_annetteo en earthlink.net_ (mailto:annetteo en earthlink.net)
424 63rd Street
Oakland, CA 94609-1315
510 653-7596
DIRECTIONS:
FROM DOWNTOWN OAKLAND
1. Get onto Telegraph Avenue and go towards Berkeley
2. Go right onto 63rd Street. There is a Thai restaurant on the
right hand corner.
3. Go about two short blocks to 424. It is a craftsman style shingled
house with “424” in brass numbers above the door and eight steps going
up to the front porch.
FROM BERKELEY
1. Get onto Telegraph Avenue, going towards Oakland.
2. You will pass Ashby and Alcatraz avenues.
3. Two short blocks after Alcatraz, turn left after 63rd Street.
4. Go about two short blocks to 424. It is on the left side, a craftsman
style house with unpainted shingles and with “424” in brass numbers
above the door and eight steps going up to the front porch.
FROM WALNUT CREEK
1. Take Route 24 to the Telegraph Avenue exit.
2. Make a right turn onto Telegraph Avenue and follow directions from
Oakland.
FROM SAN FRANCISCO
1. Cross the Bay Bridge and get onto I-580.
2. When Highway 24 splits off from I-580, take Highway 24 towards Walnut
Creek.
3. Get off at the Claremont Avenue exit (one exit after the 51st St.
exit).
4. At the bottom of the exit ramp is a traffic light. Turn left, and you
are now on Claremont Avenue (going toward the hills, away from the bay).
5. Get into the left hand lane on Claremont and go to the second traffic
light (Colby Avenue).
6. Turn left onto Colby. There are two left turns: a sharp left (which
you do NOT take), and a gentle left (which you DO take to get you onto
Colby).
7. Go to 63rd Street and turn left. The house is about five houses from
the corner on the right side of the street. It is a craftsman style house
with unpainted shingles and with “424” in brass numbers above the door and
eight steps going up to the front porch.
La lectura, “El Hombre de Plata” por Isabel Allende
está adjunta en formato PDF.
Ademas, hay abajo una copia de la lectura por si acaso tengas problemas
con
el documento.
Te rogamos que vengas preparado, habiendo leído la lectura de
antemano, y que traigas un plato y/o una bebida para compartir.
Debra Valov
_ecomujeres en aol.com_ (mailto:ecomujeres en aol.com)
ENGLISH*******************************************************
**************************************************************
ANNOUNCEMENTS –
We have an upcoming tertulia scheduled for January 31. I’ll send more
information and the reading soon. If you are interested in offering your
house in February, please let me know.
Know someone who wants to join El Grupito? They can join directly by
visiting the page: _http://lists.sonic.net/mailman/listinfo/grupito_
(http://lists.sonic.net/mailman/listinfo/grupito) .
No longer want to receive messages from El Grupito? Go to the Grupito page
and remove yourself from the list:
_http://lists.sonic.net/mailman/listinfo/grupito_ (http://lists.sonic.net/mailman/listinfo/grupito)
***************************************************************
Hello!
The next tertulia will take place on January 17 (Tuesday) at 7 pm at
Annette Oliveira’s.
Annette would like to know if you are coming, so please
email her your RSVP at: _annetteo en earthlink.net_
(mailto:annetteo en earthlink.net)
However, she adds that it’s not a problem if you decide at the last minute
to come.
424 63rd Street
Oakland, CA 94609-1315
510 653-7596
(Directions: see Spanish section above for directions in English)
The reading, “El Hombre de Plata” by Isabel Allende is attached as
a PDF file and a copy is also pasted below this message.
Please come prepared, having already read the story, and bring a plate
and/or
drink to share.
Debra Valov
ecomujeres en aol.com
****************************************************************************
*
Grupito mailing list
Para inscribirse en la lista de correo del Grupito, visita/
To subscribe to the Grupito’s mailing list, visit:
http://lists.sonic.net/mailman/listinfo/grupito
****************************************************************************
*
LECTURA / READING
****************************************************************************
*
El Hombre de Plata
ISABEL ALLENDE
El Juancho y su perra «Mariposa» hacían el camino de tres kilómetros a la
escuela dos veces al día. Lloviera o nevara, hiciera frío o sol radiante, la
pequeña figura de Juancho se recortaba en el camino con la «Mariposa»
detrás. Juancho le había puesto ese nombre porque tenía unas grandes orejas
voladoras que, miradas a contra luz, la hacían parecer una enorme y torpe
mariposa morena. Y también por esa manía que tenía la perra de andar oliendo
las flores como un insecto cualquiera.
La «Mariposa» acompañaba a su amo a la escuela, y se sentaba a esperar en
la puerta hasta que sonara la campana. Cuando terminaba la clase y se abría
la puerta, aparecía un tropel de niños desbandados como ganado despavorido,
y la «Mariposa» se sacudía la modorra y comenzaba a buscar a su niño.
Oliendo zapatos y piernas de escolares, daba al fin con su Juancho y entonces,
moviendo la cola como un ventilador a retropropulsión, emprendía el camino
de regreso.
Los días de invierno anochecen muy temprano. Cuando hay nubes en la costa
y el mar se pone negro, a las cinco de la tarde ya está casi oscuro. Ese era
un día así: nublado, medio gris y medio frío, con la lluvia anunciándose y
olas con espuma en la cresta.
--Mala se pone la cosa, Mariposa. Hay que apurarse o nos pesca el agua y
se nos hace oscuro... A mí la noche por estas soledades me da miedo, Mariposa
--decía Juancho, apurando el tranco con sus botas agujereadas y su poncho
desteñido.
La perra estaba inquieta. Olía el aire y de repente se ponía a gemir
despacito. Llevaba las orejas alertas y la cola tiesa.
--¿Qué te pasa? --le decía Juancho--. No te pongas a aullar, perra lesa,
mira que vienen las ánimas a penar...
A la vuelta de la loma, cuando había que dejar la carretera y meterse por
el sendero de tierra que llevaba cruzando los potreros hasta la casa, la
Mariposa se puso insoportable, sentándose en el suelo a gemir como si le
hubieran pisado la cola. Juancho era un niño campesino, y había aprendido desde
niño a respetar los cambios de humor de los animales. Cuando vio la
inquietud de su perra, se le pusieron los pelos de punta.
--¿Qué pasa, Mariposa? ¿Son bandidos o son aparecidos? Ay... ¡Tengo miedo,
Mariposa!
El niño miraba a su alrededor asustado. No se veía a nadie. Potreros
silenciosos en el gris espeso del atardecer invernal. El murmullo lejano del mar
y esa soledad del campo chileno.
Temblando de miedo, pero apurado en vista que la noche se venía encima,
Juancho echó a correr por el sendero, con el bolsón golpeándole las piernas y
el poncho medio enredado. De mala gana, la Mariposa salió trotando detrás.
Y entonces, cuando iban llegando a la encina torcida, en la mitad del
potrero grande, lo vieron.
Era un enorme plato metálico suspendido a dos metros del suelo,
perfectamente inmóvil. No tenía puertas ni ventanas: solamente tres orificios
brillantes que parecían focos, de donde salía un leve resplandor anaranjado. El
campo estaba en silencio... no se oía el ruido de un motor ni se agitaba el
viento alrededor de la extraña máquina.
El niño y la perra se detuvieron con los ojos desorbitados. Miraban el
extraño artefacto circular detenido en el espacio, tan cerca y tan misterioso,
sin comprender lo que veían.
El primer impulso, cuando se recuperaron, fue echar a correr a todo lo que
daban. Pero la curiosidad de un niño y la lealtad de un perro son más
fuertes que el miedo. Paso a paso, el niño y el perro se aproximaron, como
hipnotizados, al platillo volador que descansaba junto a la copa de la encina.
Cuando estaban a quince metros del plato, uno de los rayos anaranjados
cambió de color, tornándose de un azul muy intenso. Un silbido agudo cruzó el
aire y quedó vibrando en las ramas de la encina. La Mariposa cayó al suelo
como muerta, y el niño se tapó los oídos con las manos. Cuando el silbido
se detuvo, Juancho quedó tambaleándose como borracho.
En la semi-oscuridad del anochecer, vio acercarse un objeto brillante. Sus
ojos se abrieron como dos huevos fritos cuando vio lo que avanzaba: era un
Hombre de Plata. Muy poco más grande que el niño, enteramente plateado,
como si estuviera vestido en papel de aluminio, y una cabeza redonda sin
boca, nariz ni orejas, pero con dos inmensos ojos que parecían anteojos de
hombre-rana.
Juancho trató de huir, pero no pudo mover ni un músculo. Su cuerpo estaba
paralizado, como si lo hubieran amarrado con hilos invisibles. Aterrorizado,
cubierto de sudor frío y con un grito de pavor atascado en la garganta,
Juancho vio acercarse al Hombre de Plata, que avanzaba muy lentamente,
flotando a treinta centímetros del suelo.
Juancho no sintió la voz del Hombre de Plata, pero de alguna manera supo
que él le estaba hablando. Era como si estuviera adivinando sus palabras, o
como si las hubiera soñado y sólo las estuviera recordando.
--Amigo... Amigo... Soy amigo... no temas, no tengas miedo, soy tu
amigo...
Poquito a poco el susto fue abandonando al niño. Vio acercarse al Hombre
de Plata, lo vio agacharse y levantar con cuidado y sin esfuerzo a la
inconsciente Mariposa, y llegar a su lado con la perra en vilo.
--Amigo...Soy tu amigo... No tengas miedo, no voy a hacerte daño... Soy tu
amigo y quiero conocerte... Vengo de lejos, no soy de este planeta... Vengo
del espacio... Quiero conocerte solamente...
Las palabras sin voz del Hombre de Plata se metieron sin ruido en la
cabeza de Juancho y el niño perdió todo su temor. Haciendo un esfuerzo pudo
mover las piernas. El extraño hombrecito plateado estiró una mano y tocó a
Juancho en un brazo.
--Ven conmigo... Subamos a mi nave... Quiero conocerte... Soy tu amigo...
Y Juancho, por supuesto, aceptó la invitación. Dio un paso adelante,
siempre con la mano del Hombre de Plata en su brazo, y su cuerpo quedó
suspendido a unos centímetros del suelo. Estaba pisando el brillo azul que salía del
platillo volador, y vio que sin ningún esfuerzo avanzaba con su nuevo amigo
y la Mariposa por el rayo, hasta la nave.
Entró a la nave sin que se abrieran puertas. Sintió como si «pasara» a
través de las paredes y se encontrara despertando de a poco en el interior de
un túnel grande, silencioso, lleno de luz y tibieza.
Sus pies no tocaban el suelo, pero tampoco tenía la sensación de estar
flotando.
--Soy de otro planeta... Vengo a conocer la Tierra... Descendí aquí porque
parecía un lugar solitario... Pero estoy contento de haberte encontrado...
Estoy contento de conocerte... Soy tu amigo...
Así sentía Juancho que le hablaba sin palabras el Hombre de Plata. La
Mariposa seguía como muerta, flotando dulcemente en un colchón de luz.
--Soy Juancho Soto. Soy del Fundo La Ensenada. Mi papá es Juan Soto --dijo
el niño en un murmullo, pero su voz se escuchó profunda y llena de eco,
rebotando en el túnel brillante donde se encontraba.
El Hombre de Plata condujo al niño a través del túnel y pronto se encontró
en una habitación circular, amplia y bien iluminada, casi sin muebles ni
aparatos. Parecía vacía, aunque llena de misteriosos botones y minúsculas
pantallas.
--Este es un platillo volador de verdad --dijo Juancho, mirando a su
alrededor.
--Sí... Yo quiero conocerte para llevarme una imagen tuya a mi mundo...
Pero no quiero asustarte... No quiero que los hombres nos conozcan, porque
todavía no están preparados para recibirnos... --decía silenciosamente el
Hombre de Plata.
--Yo quiero irme contigo a tu mundo, si quieres llevarme con la Mariposa
--dijo Juancho, temblando un poco, pero lleno de curiosidad.
--No puedo llevarte conmigo... Tu cuerpo no resistiría el viaje... Pero
quiero llevarme una imagen completa de ti... Déjame estudiarte y conocerte. No
voy a hacerte daño. Duérmete tranquilo... No tengas miedo... Duérmete para
que yo pueda conocerte...
Juancho sintió un sueño profundo y pesado subirle desde la planta de los
pies y, sin esfuerzo alguno, cayó profundamente dormido.
El niño despertó cuando una gota de agua le mojaba la cara. Estaba oscuro
y comenzaba a llover. La sombra de la encina se distinguía apenas en la
noche, y tenía frío, a pesar del calor que le transmitía la Mariposa dormida
debajo de su poncho. Vio que estaba descalzo.
--¡Mariposa! ¡Nos quedamos dormidos! Soñé con... ¡No! ¡No lo soñé! Es
cierto, tiene que ser cierto que conocí al Hombre de Plata y estuve en el
Platillo Volador --miró a su alrededor, buscando la sombra de la misteriosa
nave, pero no vio más que nubes negras. La perra despertó también, se sacudió,
miró a su alrededor espantada, y echó a correr en dirección a la luz lejana
de la casa de los Soto. Juancho la siguió también, sin pararse a buscar sus
viejas botas de agua, y chapoteando en el barro, corrió a potrero abierto
hasta su casa.
--¡Cabro de moledera! ¡Adónde te habías metido! --gritó su madre cuando lo
vio entrar, enarbolando la cuchara de palo de la cocina sobre la cabeza del
niño. ¿Y tus zapatillas de goma? ¡A pata pelada y en la lluvia!
--Andaba en el potrero, cerca de la encina, cuando..., ¡Ay, no me pegue
mamita!..., cuando vi al Hombre de Plata y el platillo flotando en el aire,
sin alas...
--Ya mujer, déjalo. El cabro se durmió y estuvo soñando. Mañana buscará
los zapatos. ¡A tomarse la sopa ahora y a la cama! Mañana hay que madrugar
--dijo el padre.
Al día siguiente salieron Juancho y su padre a buscar leña.
--Mira hijo...¿Quién habrá prendido fuego cerca de la encina? Está todo
este pedazo quemado. ¡Qué raro! Yo no vi fuego ni sentí olor a humo...
Hicieron una fogata redondita y pareja, como una rueda grande --dijo Juan Soto,
examinando el suelo, extrañado.
El pasto se veía chamuscado y la tierra oscura, como si estuviera cubierta
de ceniza. El lugar quemado estaba unos centímetros más bajo que el nivel
del potrero, como si un peso enorme se hubiera posado sobre la tierra
blanda.
Juancho y la Mariposa se acercaron cuidadosamente. El niño buscó en el
suelo, escarbando la tierra con un palo.
--¿Qué buscas? --preguntó su padre.
--Mis botas, taita... Pero parece que se las llevó el Hombre de Plata. El
niño sonrió, la perra movió el rabo y Juan Soto se rascó la cabeza
extrañada.
_http://espiritucorazonmenteisabelallende.blogspot.com/2008/10/el-hombre-de-
plata-autora-isabel.html_
(http://espiritucorazonmenteisabelallende.blogspot.com/2008/10/el-hombre-de-plata-autora-isabel.html)
------------ pr�xima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: <http://lists.sonic.net/pipermail/grupito/attachments/20120106/ae6ef7c2/attachment.html>
------------ pr�xima parte ------------
A non-text attachment was scrubbed...
Name: no disponible
Type: application/pdf
Size: 19745 bytes
Desc: no disponible
URL: <http://lists.sonic.net/pipermail/grupito/attachments/20120106/ae6ef7c2/attachment.pdf>
More information about the Grupito
mailing list