[Grupito] : tertulia el 5 de junio a las 7:00

Ecomujeres at aol.com Ecomujeres at aol.com
Sun May 27 16:01:53 PDT 2012


 
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ANUNCIOS 
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Todavía no tenemos  programada la próxima tertulia en junio. Si quieres 
ofrecer tu casa, favor de  avisarme lo más pronto que sea posible. 
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Saludos: 
La próxima tertulia  literaria y gastronómica tendrá lugar el día 5  
de junio (el martes), a  las 7:00 de la noche en la casa de Xequina: 
Ella quiere limitar el  número de participantes a 14. Por eso, el RSVP es 
obligatorio: _xequina en yahoo.com_ (mailto:xequina en yahoo.com)  o por  teléfono 
510 536-6421.  Después de recibir tu RSVP, ella te enviará su  dirección.

Además, favor de avisarle del plato que vas a llevar (ella  dice: para que 
todos no lleven el postre) 
La lectura, “Rita quería  vomitar” por Orfa Alarcón está adjunta en 
formato  PDF 
Ademas, hay abajo una  copia de la lectura si tienes problemas con el PDF. 
Te rogamos que vengas  preparado, habiendo leído la lectura de 
antemano, y que traigas  un plato y/o una bebida para compartir. 
Debra  Valov 
ecomujeres en aol.com 
-  ENGLISH - 
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ANNOUNCEMENTS 
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We  don´t have the next tertulia scheduled yet for July. If you are 
interested in  offering your house please let me know ASAP. 
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Hello! 
The  next tertulia will take place on June 5th (Tuesday) at 7 pm at  
Xequina’s house. 
She  would like to limit the number of participants to 14 so an RSVP is 
required by  phone (510) 536-6421 or email _xequina en yahoo.com_ 
(mailto:xequina en yahoo.com) .   
Once  she receives your RSVP, she will send directions.  In addition, 
please let her know what  dish you plan to bring (she says, so that everyone 
doesn't bring dessert!)  
The  reading, “Rita quería vomitar” By Orfa Alarcón, is attached as a PDF 
file.  
There  is also a copy of the story below in case you have problems with the 
PDF.  
Please come prepared, having already read the story, and  bring a plate  
and/or drink to share. 
Debra  Valov 
ecomujeres en aol.com 
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Grupito mailing  list 
Para inscribirse en la  lista de correo del Grupito, visita: 
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LA LECTURA/THE  READING 
Rita  quería vomitar
Orfa  Alarcón © 2001
Rita  quería vomitar los últimos 3 chiles rellenos, la tostada de pollo, el 
arroz y la  barra de chocolate de la cual aún tenía el sabor en la boca. 
Quería vomitar todo  lo sucedido durante las últimas 2 semanas. Quería vomitar 
los últimos 15 días,  borrarlos de su memoria, eliminarlos, simplemente 
despertar y encontrar el salto  en el calendario. La náusea era una bola que 
viajaba desde la boca de su  estómago hasta su campanilla y retrocedía para 
volver a comenzar su  recorrido. 
—Depresiones no. No, no, no, no, todo menos eso —le había dicho su  
madrastra ofreciéndole una rebanada de pastel de 3 leches el día que llegó  
arrastrando todo el llanto y las secreciones nasales correspondientes a una  
espontánea ruptura con Tomás, su ahora ex-novio, un arquitecto recién graduado  
que, supo ella minutos antes de la ruptura, pronto contraería nupcias con una 
 abogada de futuro prometedor. 
Y desde ese día se había refugiado en toda clase de aperitivos, dulces,  
postres, platos fuertes o lo que encontrara en la despensa, el refrigerador, 
la  mesa o la cafetería de la preparatoria. 
El remedio había resultado peor que la enfermedad. Con el amor propio en  
el suelo, las mejillas desbordadas y una vergonzosa derrota frente a la 
báscula,  Rita se acostó eructando una extraña sensación de chocolate y caldillo 
de  tomate. Durmió una larga siesta.  
Al despertar se pintaría el cabello (sólo Tomás había notado aquella vez  
que se había pintado el cabello de negro: ¡te pintaste el cabello! Que bien 
se  te ve, pero tu boca, no hay boca comparable con tu boca, nada, nada en el 
mundo  como tu boca), los ojos y las uñas de negro, y se vestiría del mismo 
color para  verse un tanto mística, un tanto mayor, y para disimular uno o 
dos kilitos.  Buscaría a Tomás para mentirle, decirle que en realidad había 
sido un  pasatiempo, un lindo juguete para presumir, que lo había utilizado 
para crear  personajes, plasmar sensaciones, que qué quería, que así era la 
vida. Él, por  pura lástima, se daría la vuelta y se iría en silencio; o no 
resistiría las  ganas de contradecirla, mucho menos en público, recordándole 
que era ella la que  se había enamorado, que había sido tan tonta que no 
había podido ocultarlo (ni  siquiera se molestaría en decir que le agradaba 
que las mujeres no trataran de  ocultar lo que sienten). Ni tendría la 
cortesía de agregar que se le salía de  las manos, que así era la vida. 
Tomás era el futuro heredero de "La Giralda", un bar ubicado en un  
exclusivo sitio de la ciudad. Ahí lo encontraría Rita, saludando a clientes  
distinguidos, coordinando a los meseros y vigilando cada pequeño detalle;  siempre 
preocupado en el cliente y en formar una atmósfera agradable que  invitara 
a regresar. Nunca había llevado ahí a Rita, pues no descuidaría su  trabajo 
por atenderla. Pero ella llegó esa noche sin invitación y sin credencial  de 
elector. 
—No le vas a negar una copa a una vieja amiga, porque, quedamos como  
amigos, ¿o no? 
—Que gusto verte, Rita —dijo saludándola con sorpresa y aparente  alegría. 
Luz tenue, un trovador en el fondo, Tomás impecable con la corbata verde  
obsequio de Rita que resaltaba el color de sus ojos y una sonrisa falsa: todo 
 tal como Rita lo había imaginado. 
Tomaron la primer copa en silencio. La única juntos, porque él se  disculpó 
y se paró de la mesa. Rita siguió bebiendo: una, otra, otra, otra, la  
última, la última, la última. Así comenzó la actuación. Llamó a gritos a  Tomás: 
—¿Cómo va mi canción, Tomy? Cántamela, no seas  malito... 
El ardor en la cara no dejaba pensar a Tomás en una buena solución, lo  
único que quería era sacar a Rita a la calle para no volver a verla nunca, pero 
 que impresión se llevarían los clientes si botaba a la calle a una pobre  
adolescente ebria que se encontraba sola. 
—Mira, vamos arriba para que te duermas un  ratito. 
—No, no, no. No vamos a ningún lado si no me cantas... ¿cómo va? Ella se  
llamaba Rita —canturreaba inventando—y tenía un vestido rosa... ¿o cómo iba? 
Tú  me la cantabas, no te hagas. 
—Creo que su nombre es Rita, no me acuerdo muy bien —le cantaba Tomás al  
oído, mientras la jalaba esquivando las miradas de los divertidos.—sólo sé 
que  no la volvimos a ver... —recalcó entre dientes. 
Parecía una auténtica borracha experta, residente en bares, organizadora  
de parrandas, niña fresa reventada. 
—Hay Tomy, nada más tú me entiendes. Sigue cantando, síguele,  síguele. 
—Vamos arriba —le suplicaba sabiéndose cada vez más  observado. 
—¡Ah, no! A mí no me llevas arriba, yo no soy esa clase de Rita. Cántame  
otra, ¿no? 
—¡Ya, Rita! —le dijo Tomás tomándola del brazo con  fuerza. 
—Nomás no me grites. No me grites. Arriba no —con sus actitudes de niña  
caprichosa y autoprotectora de su honra, había logrado atraer la atención de  
casi todos los clientes. 
—Vamos a la oficina, está aquí al ladito, mira —imploraba Tomás y Rita  
supo que no soportaría la risa si continuaba así. 
—Sssstá bien, Tomy, ándale, abrázame, así, bien  rico... 
Dio 3 pasos, estuvo a punto de caer, y Tomás tuvo que ingeniárselas para  
taparle la boca, sostenerla, y conducirla hasta el sofá de piel nuevo de su  
padre. Rita se acostó y se acomodó para dormir, y Tomás se sintió  
momentáneamente aliviado. 
—Espérate tan-tititito —le dijo Rita y le hizo una seña para que se  
acercara antes de que él pudiera siquiera suspirar. 
Los ojos  de Tomás le quedaron tan cerca que confirmó que eran de hielo, al 
igual que sus  manos y sus mejillas. Lo tomó por la nuca y entreabrió los 
labios, los de Tomás  cedieron sin oponer ninguna clase de resistencia. A 
sólo un centímetro del beso  un verde mar de plasma caliente cayó sobre la 
camisa y la corbata de Tomás, y  otra ola salió antes de que él pudiera entender 
lo que pasaba. Riendo, Rita se  puso en pie, atravesó sin ningún problema 
la habitación y salió sin  despedirse. 
El mundo  del cuento:  
http://www.elcuento.com/Textos/Num012/alarcono1012.php 

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